¿Cómo se entiende la participación en la escuela? ¿Cómo pensar la escuela en cuanto a espacio para reelaborar o resignificar los bienes culturales?, fueron algunas de las interrogantes planteadas por el filósofo y magíster en educación Eusebio Nájera durante el seminario organizado –en septiembre en Valparaíso– por el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva.
En el encuentro –al que asistieron investigadores, estudiantes y profesionales de la educación– el académico del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso abordó el concepto de escuela como metáfora científica, observando desde una perspectiva histórica y visibilizando los desafíos actuales. “La escuela está basada en contradicciones” –afirmó– dando paso a lo que definió como ‘Educación bifronte’, es decir, “una escuela para ricos y otra escuela para pobres”.
A través de un recorrido histórico, el pedagogo social analizó cómo se ha concebido la escuela en diversos períodos, entre ellos la Época Medieval –en donde los niños no eran considerados como sujetos de derecho– o la Ilustración, donde con Jean-Jacques Rousseau era pensada como la institución de la infancia. Sucesivamente, analizó momentos en los que era considerada un lugar de enseñanza para los pobres, un espacio de instrucción y socialización del ciudadano, hasta llegar a hoy donde se visualiza como un lugar de ‘tramitación cultural’.
“La tramitación cultural es entender que el saber tiene que ver con nuestro modo de vivirlo, no es algo objetivo sino una narración de nosotros. A través de nuestro saber tenemos la posibilidad de narrar una cultura inclusiva o una cultura que excluya a otros”, aseveró Nájera.
A la vez, el investigador hizo énfasis en cómo en la sociedad del conocimiento, las nuevas teorías y tecnologías están afectando el sentido y funcionamiento de la escuela. “Lo escolar está desbordado por las demandas emergentes. A la escuela se le asigna la tarea de vincular a las nuevas generaciones con la cultura de la sociedad, en un mundo fragmentado con mentalidades distintas”.
En este ejercicio pedagógico sobre la escuela como objeto, el filósofo visualizó las tensiones existentes en la discusión de hoy, destacando que la educación –a través de los bienes culturales– propone revisar miradas. “La trizadura de lo que hemos considerado que era el mundo es una oportunidad para re-narrarlo y vincular la pedagogía con otros saberes como la política”, señaló.
Este seminario fue organizado por la línea de investigación ‘Prácticas de aula y escuela’, liderada por la Dra. Dominique Manghi, quien agradeció las reflexiones de Eusebio Nájera como pensador de la pedagogía. “Nos apeló directamente con el planteamiento de una escuela filantrópica que busca resolver los problemas de los pobres, de los excluidos, y de cómo la sociedad pone la esperanza en una educación -reducida a la escuela- a la que le asignamos la enorme responsabilidad de romper con el círculo de la desigualdad social, en vez de pensarla como el espacio donde se construyen y resignifican los saberes culturales”.
La investigadora destacó que este espacio para pensar la escuela sirvió -tal como lo propuso el profesor Nájera- para encontrar elementos que definen lo que une a quienes asistieron, generando un lugar común y de encuentro.