El último día de la Dictadura se impone La Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza o LOCE, perpetuando los cambios que se habían estado implementando desde los años ochenta. La responsabilidad de la educación se traspasa a las familias, el Estado Docente desaparece y se instaura el Estado Subsidiario. Se establece así un entramado que consolida mecanismos de mercado en el sistema educativo.

El retorno a la democracia no implicó el cambio de la lógica subsidiaria. La Concertación de Partidos por la Democracia buscó instalar una perspectiva de política educativa orientada a fortalecer el rol del Estado –diferenciándose de lo históricamente conocido como el Estado Docente– mediante el manejo a distancia del sistema, en base al resultado de pruebas estandarizadas y con programas de mejoramiento focalizados en aquellas poblaciones más vulnerables o con menores logros académicos. 

Durante este período se implementaron políticas educativas significativas: aumentó el gasto público en educación; se realizó una reforma curricular; se promulgó el estatuto docente, así como otras medidas para mejorar la docencia; se estableció la jornada escolar completa diurna, así como la articulación de programas focalizados para el mejoramiento de la calidad de la educación. No obstante, en lo sustancial no se modificó la lógica de financiamiento ni los pilares del mercado educativo instaurados por la dictadura.

"Lo que hace la privatización y el modelo de mercado chileno es sincerar socialmente el fenómeno de la exclusión; hacerlo descarnadamente evidente. Cuando el gobierno militar inició la privatización de la educación en Chile no se buscaba crear un sistema educativo igualitario. El sistema no fue concebido para ser igualitario, del mismo modo como no hay -no puede haber- mercado igualitario".

– Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) –