Selección escolar y calidad educativa

Selección escolar y calidad educativa

Autores: Antonia Larraín, Verónica López, Patricia Guerrero y Paulo Barraza – Sociedad Científica de Psicología de Chile.

“Vemos con preocupación la instalación de una interpretación del mérito académico que produce y profundiza inequidades”.

La selección escolar se ha tomado la agenda política con el proyecto de Ley Admisión Justa, que se argumenta en el derecho de individuos a esforzarse y escoger su trayectoria educativa: la justicia del mérito. Esta idea promueve una imagen de la relación entre esfuerzo, rendimiento y valía personal que tendrá potenciales implicancias determinantes e irreversibles para los estudiantes. Un reciente estudio publicado en el British Journal of Social Psychology muestra que el mero discurso de la meritocracia profundiza las brechas educativas.

Estudios en nuestro país, desde la década del 70, muestran que el bajo aprendizaje de lectura y escritura en niños y niñas vulnerables no obedece a falta de esfuerzo, sino a una interacción entre el contexto sociocultural en que viven y los recursos psicopedagógicos que requieren. El nivel socioeconómico de las familias es un factor predictor del rendimiento académico medido en pruebas como Simce y PISA. La investigación también ha mostrado lo restrictivo y perjudicial de reducir el concepto de calidad al rendimiento en una prueba estandarizada, y de condicionar el financiamiento y la autonomía en la gestión de la educación escolar a los resultados de dichas pruebas.

Más aún, existiría una dificultad seria de poder asegurar criterios de rigor científico a la predictibilidad de test psicológicos y pruebas de aprendizaje utilizados para seleccionar a estudiantes de primeros años de básica. En este contexto, destaca la negativa relación —reportada por estudios internacionales— entre segregación social y desarrollo cognitivo, y positiva asociación entre este último y nivel socioeconómico en áreas como lenguaje, funciones ejecutivas y regulación emocional

Más allá de la selección, la evidencia nacional reciente muestra cómo el trabajo con la escuela y los docentes es clave para una educación más inclusiva, responsable del desarrollo de competencias y no sólo de la acogida emocional de los y las estudiantes. En vez de segregar, lo importante es promover la prosocialidad en la diferencia, es decir, la colaboración intelectual desafiante y controversial entre pares y con docentes que impacta en los aprendizajes y en el desarrollo de habilidades colaborativas.

Vemos con preocupación la instalación de una interpretación del mérito académico que produce y profundiza inequidades. La Sociedad Científica de Psicología ha contribuido —y pretende seguir haciéndolo— a analizar la complejidad de esta realidad en sus dimensiones educativas y éticas. Instamos a discutir este y otros proyectos de manera responsable y consciente de los potenciales efectos en la vida de las personas y de la sociedad, usando la evidencia científica disponible para el logro de políticas públicas en educación fundadas y de largo plazo.

Columna publicada en diario «La Segunda» el 28 febrero de 2019 – Ver en este enlace