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En este taller, el equipo de la línea de investigación “Familias y Escuelas” espera ofrecer una mirada sobre procesos de storytelling y counterstorytelling a partir de sus propios aprendizajes sobre la temática y experiencia en terreno que forma parte de una investigación sobre las relaciones entre familias y escuelas, particularmente sobre aspectos de crianza en preadolescentes. Dentro de la metodología cualitativa el storytelling y counterstorytelling forman parte de una generación y abordaje mediante narrativas individuales, sociales y culturales. Se trata de una modalidad que promueve una lógica de agencia por medio de la voz propia (Farnell, 2003; Guber, 2001; Weidam, 2014) y permite a las personas articular su propia realidad de una forma digna, completa y culturalmente matizada. En su uso debe cuidarse que la narrativa no se tiña tan solo de los relatos oficiales y hegemónicos, por ende, el counterstorytelling implica promover, reconocer y destacar aquellos aspectos que contradicen o resisten esa narrativa (Khalifa, Dunbar y Douglas, 2013; Merriweather Hunn, Guy y Mangliitz 2006). Desde la lógica del poder, se promueven narrativas monovocales y podemos suponer que esta lógica aplica en cualquier cosa en que podemos encontrar una oposición entre lo hegemónico y totalizante versus las experiencias y sentidos específicos de uno o varios grupos humanos como es en el caso de la clase social y las tensiones que ello provoca en el ámbito educativo, en que familias y escuelas se encuentran, pero a la vez, colisionan. No debe olvidarse además que cada establecimiento opera tanto en coherencia como divergencia (o resistencia) con las directrices formales del sistema educativo. Para ambos sentidos -esto es escuelas y familias, escuelas y política pública- suponemos que el story- y counterstorytelling nos ofrece posibilidades metodológicas interesantes con un potencial aporte a la realización de investigaciones con carácter inclusivo. EXPONEN Natascha Roth-Eichin COMENTAN Francisco Leal Soto Diego Palacios MODERA |
